Desde que tengo memoria recuerdo el aroma caracteristico del café recien colado en las primeras horas del amanecer, en la mayoria de los pueblos se estima colarlo en la tradicional bolsa de tela en forma de cono, en muchos pueblos de los llanos meten un tizón en la cacerola cuando el hervor del café está al maximo logrando separar el sipo del liquido, en otros pueblos al comenzar el hervor del agua siempre en la misma cacerola se endulza con papelón y se coloca el polvo de café a hervir y luego se cuela, en las grandes ciudades las cafeteras han sustituido la forma tradicional de colarlo aunque no asi la intensidad del aroma que entra por todas las ventanas y puertas de las habitaciones, en otros hogares no hay coladora, ni cafetera sino greca, ese aparatico de aluminio de dos bases donde se coloca el agua y polvo de café al mismo tiempo, pero de manera muy hermosa tanto la coladora como la greca cuentan con un increible elemento hereditario y si no lo crees voltea la mirada atras y verás que de la misma forma como hacemos nuestro café de cada dia, de esa misma manera lo hacian nuestras madres y abuelas y a veces con el mismo instrumento que nos heredaron, por eso no importa el metodo, lo que prima a la hora de tomarlo es el placer que produce su singular sabor. No es mi intención contar la historia y origen harto conocida de las leyendas que sobre el café se han creado, más bien comentarles lo que pasa ante un buen café degustado en tu casa en compañia de amigos, o viendolo salir humeante de la maquina de la panaderia, en un negocito de esquina o sentado en un lujoso restaurant disfrutado en solitario o en una buena compañia, el efecto siempre será placentero, el aroma y sabor nos lleva a la intimidad, a conversaciones interesantes y placenteras y cuanto más gratas y largas son más puedes ver al mesonero que ha ido y venido varias veces con sabrosas tazas de café. En Venezuela como siempre la forma de pedir un café se pasea de acuerdo a la imaginación creativa del lugareño: Cerrero, doble, guayoyo, marrón, café con leche, guarapo, negrito claro, marrón oscuro, marrón claro, tetero y cortado. En nuestros paises hermanos como Colombia, Brazil, Panama, Mexico esta aromatica y deliciosa bebida diaria forma parte de discusiones acaloradas de si hace bien o hace mal, si es adictivo o aditivo, si el café nos hace daño pero nos hace filosofos, en fin como diria Honorato de Balzac ....tan pronto como el café cae en el estomago sobreviene una conmoción
general, las ideas empiezan a moverse, la sonrisa emerge, el papel es su aliado y escribir deja de ser una lucha...
Para ti mi querido Beno Gracias...
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